Desbandada y fracaso imperial en Siria



James Petras: En Siria hay una guerra contra un gobierno legítimo


jpetrasEn una entrevista con la Radio Centenario de Montevideo, Uruguay, el sociólogo estadounidense James Petras repasa los últimos acontecimientos en Siria, donde el pueblo y el Gobierno de Al Assad resisten la agresión imperialista
(Reproducimos un fragmento de la entrevista de Petras con Efraín Chury Iribarne)

Siguen estando muy frustrados los países imperialistas y las monarquías absolutistas del Golfo.

En primer instancia estimularon levantamientos, después canalizaron armas, transportan mercenarios de todas partes: de Afganistán, Libia, Sudán, de cualquier lugar donde pescan alguna fuerza islámica, Al-Qaeda, se mandan a Siria a combatir el régimen con la expectación de que el gobierno va a caer.

Pero en vez de caer, el gobierno responde, aplasta a la oposición, captura miles y miles de armas, fusiles, bazookas, ametralladoras. Hay un mostrador que muestra toneladas de armas que canalizaron.

Ahora se reúnen y dice Clinton que “vamos a apoyar con maquinaria y aportes no letales, humanitarios” ¡Qué mierda, qué mentiras! Ya están canalizando mercenarios, armas. Ahora los países del Golfo, reconociendo que son mercenarios, dicen: “nosotros vamos a pagar altos salarios a cualquiera que vaya para luchar”.

Entonces todo está ahora sobre la mesa. Los países occidentales e imperialistas del Golfo abiertamente dicen que están canalizando materiales de guerra a los mercenarios.

Los países del Golfo declaran abiertamente nosotros vamos a pagar a los mercenarios. Turquía está organizando bases de operaciones para los mercenarios. Y mientras tanto la gran mayoría del pueblo no quiere a estos mercenarios, no los apoya. Y entre los opositores internos del régimen tampoco quieren un conflicto armado que destruya al país. Entonces se quedan aislados.

Últimamente Al-Assad ha tenido la suerte de aplastar estas fuerzas y estamos en eso. Ahora, lo único que puede salvar a estos mercenarios es lo que pasó en Libia que intervienen con aviones de guerra, con bombardeos, con asesores de fuerzas especiales que ya operan.

Hay indicaciones de que Inglaterra, Francia y Estados Unidos han mandado fuerzas especiales como asesores en este tipo de conflicto. Entonces es una guerra del Golfo del imperialismo y Al- Qaeda contra un gobierno secular, legítimo de Siria.

¡Pero los medios aquí están dando una campaña propagandística tan vergonzosa! Por ejemplo dicen que Siria debe dejar de utilizar la violencia, pero no dicen que la oposición que está usando todo tipo de armas debe dejar de atacar. ¿Y qué debe hacer el gobierno, cruzar los brazos mientras los mercenarios con armas toman control de las ciudades y aterrorizan a la población? Es absurdo, es algo tan infantil como la BBC, el Financial Times o New York Times diciendo cada día que Al-Assad está violando el acuerdo con Annan porque no deja de atacar.

Pero ¿qué debe hacer cuando la oposición sigue atacando con armas en manos, destruyendo pueblos, destruyendo y atacando a las fuerzas de seguridad, poniendo bombas en los edificios? Es una cosa casi surrealista. La prensa occidental a favor de los mercenarios tratan de desarmar el régimen y utilizan el legítimo derecho de autodefensa del gobierno como pretexto para una escalada de guerra.



Manotazo de ahogado imperialista en Siria: Queremos guerra y la queremos ahora




tur390-5-1f0c0(Pepe Escobar, Red Voltaire) La Casa de Saud de Arabia Saudita y Qatar han institucionalizado el variopinto equipo conocido como el Ejército Libre Siria, que no es otra cosa que un organismo mercenario. Pagándole el precio de 100 millones de dólares por su sucio trabajo, uno se puede preguntar con toda legitimidad: ¿No es maravillosa la democracia –cuando monarquías del Golfo Pérsico aliadas de EEUU pueden comprar por una miseria un ejército mercenario? ¿No es grandioso ser un revolucionario con un talón de sueldo asegurado? Nuestro colega Pepe Escobar nos da su análisis al respecto de toda esta farsa llamada «Conferencia de los Amigos de Siria»
Fue tarde por la noche, en algún sitio sobre Siberia, en un vuelo de Moscú a Beijing (¿BRIC a BRIC?) cuando el pensamiento, como un relámpago, comenzó a apoderarse de mí.
¿Qué diablos pasa con estos árabes?
Tal vez haya sido el efecto narcótico del perennemente horrible Terminal F en el aeropuerto Sheremetyevo [en Moscú]– sacado directamente de un gulag de Brejnev. Tal vez fue la expectación de saber más sobre el ejercicio naval conjunto Rusia-China programado para fines de abril.
O fue simplemente otro caso de «puedes sacar al muchacho de Medio Oriente, pero no puedes sacar a Medio Oriente del muchacho».
Con amigos como estos… Todo tuvo que ver con la reunión de Amigos de Siria (¿locos por la guerra?) en Estambul. Imaginad al ministro de Exteriores saudí Saud al-Faisal –quien parece tener la habilidad de causar el arrobamiento y éxtasis de la secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton– argumentando febrilmente que la Casa de Saud, esos paragones de la democracia, tiene «el deber» de armar a la oposición «revolucionaria» siria.
E imaginad a al-Faisal ordenando un inmediato cese al fuego del gobierno de Bashar al-Asad, culpable –según la Casa de Saud– no solo de la cruel represión sino de crímenes contra la humanidad.
No; no se trataba de un sketch de Monty Python.
Para asegurarse de que iba por buen camino, al-Faisal también dijo que el Consejo de Cooperación del Golfo(CCG) quería involucrarse más con EEUU (traducción, por si fuera necesaria: el equipo de boxeo EEUU-CCG, tal como se expresa en el armamento de los «rebeldes» sirios, quiere golpear al cuerpo a Irán.
Tanto para la Casa de Saud como para Qatar (los restantes del CCG no son más que extras), lo que sucede en Siria no tiene que ver con Siria; siempre ha tenido que ver con Irán.
Esto se aplica especialmente a la promesa saudí de inundar el mercado global de petróleo con capacidad de producción adicional que, como sabe cualquier analista del petróleo, no poseen – o no utilizarían; después de todo la Casa de Saud necesita altos precios del petróleo para sobornar a su inquieta población de la provincia oriental para que no piense en esas tonterías de Primavera Árabe.
Clinton recibió en persona la promesa de la Casa de Saud, antes de aterrizar en Estambul. El regalo a cambio de Washington fue tipo Pentágono: el CCG será pronto protegido contra el «maligno» Irán por un escudo de misiles suministrado por EEUU. Eso implica que un ataque contra Irán puede ser descartado para 2012 – pero está ciertamente «sobre la mesa» para 2013.
Las naciones asiáticas –especialmente los miembros del BRICS China e India– seguirán comprando petróleo de Irán; el problema qué harán los perros falderos europeos. Otros problemas reales son que los kurdos en el norte de Iraq están sacando su petróleo del mercado hasta que Bagdad les pague la parte acordada. Y luego existen los 400,000 barriles por día de Siria, que han estado decreciendo durante los últimos meses.
A pesar de todo, los saudíes seguirán con el escenario imaginario del petróleo como obsequio para Washington – mientras EEUU presiona a las dóciles economías de la Unión Europea y a asiáticos extremadamente cautelosos que no tienen motivos para seguir comprando petróleo iraní.
Pero entonces entra causando sensación en el lío en Estambul el primer ministro iraquí Nuri al-Maliki –cuyo poder es consecuencia directa de la invasión y destrucción de Iraq por Washington.
Y aquí está, en sus propias palabras:
«Rechazamos cualquier armamento [de los rebeldes sirios] y el proceso para derrocar el régimen [de Asad], porque llevará a una crisis mayor en la región… La posición de esos dos Estados [Qatar y Arabia Saudí] es muy extraña… Llaman a enviar armas en lugar de trabajar a fin de apagar el incendio, y oirán nuestra voz, que estamos contra el armamento y contra la interferencia extranjera… Estamos contra la interferencia de algunos países en los asuntos internos de Siria, y esos países que interfieren en los asuntos internos de Siria interferirán en los asuntos internos de cualquier país… Ha pasado un año y el régimen no ha caído, y no caerá, ¿y por qué debiera caer?»
Maliki sabe perfectamente que el continuo y ya creciente armamento de sirios suníes –muchos de ellos del tipo salafista y yihadista– se propagará inevitablemente a Iraq, y amenazará su gobierno de mayoría chií. Y eso sin considerar el hecho de que su gobierno apoya la estrecha relación entre Irán y Siria.
Maliki, a propósito, volvió al poder en otoño de 2010 porque Teherán intervino hábilmente para asegurar que los sadristas lo apoyaran. Para aumentar el enojo de Maliki, Qatar se niega a extraditar al vicepresidente iraquí Tareq al-Hashemi, acusado de ser el cerebro tras un golpe de estado pro suní en Bagdad.

Cuán verde era mi valle yihadista

Por lo tanto Washington se lanza ahora alegremente a un remix de la yihad afgana de los años ochenta que –como lo sabe cada grano de arena desde el Hindu Kush a Mesopotamia– condujo a esa fantasmagórica entidad, al Qaida, y a la subsiguiente «guerra contra el terror».
La Casa de Saud y Qatar han institucionalizado el variopinto equipo conocido como el Ejército Libre Siria como organismo mercenario; ahora lo tienen en su nómina, al precio de 100 millones de dólares (y suma y sigue). ¿No es maravillosa la democracia – cuando monarquías del Golfo Pérsico aliadas de EEUU pueden comprar por una miseria un ejército mercenario? ¿No es grandioso ser un revolucionario con un talón de sueldo asegurado?
Sin perder un instante, Washington también ha establecido su propio fondo, para ayuda «humanitaria» a Siria y ayuda «no letal» a los «rebeldes»; «no letal», es como en el caso de un equipo ultramoderno de comunicaciones satelitales listo para la batalla, más gafas de visión nocturna. El sedoso sesgo de Clinton fue que el equipamiento permitiría a los «rebeldes» «evadir» ataques del gobierno sirio. No se habla de que ahora ya tienen acceso a información accionable estadounidense mediante un enjambre de drones desplegados sobre toda Siria.
Maliki puede ver claramente la advertencia escrita sobre la pared (suní). La Casa de Saud invadió a Bahréin, mayoritariamente chií, para proteger a la extremadamente impopular dinastía suní al-Khalifa en el poder – sus «primos». Maliki sabe que una Siria post Asad significaría que la Hermandad Musulmana suní estaría en el poder – salpicada de yihadistas/salafistas.
En su peor pesadilla, Maliki ve ese posible futuro distópico como un remix de al Qaida en Iraq con esteroides.


Eso es lo que resultaron ser los «Amigos de Siria» basados en Estambul: una desvergonzada legitimación –por árabes aliados con EEUU- de una guerra civil en otro país árabe. Las víctimas serán sirios comunes y corrientes atrapados en el fuego cruzado.
Esa armamentización por EEUU y el CCG, disuelve enteramente el plan de paz en seis puntos del enviado a Siria y ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan. El plan plantea un cese al fuego; que el gobierno sirio «cese los movimientos de tropas» e «inicie el retiro de concentraciones militares»; y un arreglo político negociado.
No habrá cese al fuego. El gobierno de Asad aceptó el plan. Los «rebeldes» armados lo rechazaron. Imaginad que el gobierno sirio inicie el «retiro de concentraciones militares» mientras una multitud de «rebeldes» armados y de mercenarios de todo tipo (de Libia, el Líbano e Iraq) siguen desplegando sus tácticas de tortura y lanzando una andanada de artefactos explosivos improvisados.
Aterricé en Beijing ansioso de saber más sobre el próximo ejercicio naval conjunto de Rusia y China en el Mar Amarillo, pero en su lugar tuve que aguantar un artículo de opinión de Henry Kissinger en el diarioWashington Post. [1] En las propias palabras del Dr. K:
«La Primavera Árabe es ampliamente presentada como una revolución regional, dirigida por la juventud, a favor de principios liberales democráticos. Pero Libia no es gobernada por fuerzas semejantes; apenas sigue existiendo como Estado. Tampoco Egipto, cuya mayoría electoral (posiblemente permanente) es en su abrumadora mayoría islamista. Los demócratas tampoco parecen predominar en la oposición siria.

El consenso de la Liga Árabe sobre Siria no es conformado por países previamente distinguidos por la práctica o la propugnación de la democracia. Más bien, refleja en gran parte el conflicto milenario entre chiíes y suníes y un intento de recuperar la dominación suní de una minoría chií. Es también precisamente el motivo por el cual muchos grupos minoritarios, como los drusos, kurdos y cristianos, se sienten incómodos respecto a un cambio de régimen en Siria.»

Bueno, el experto en China, doctor K, por lo menos tiene razón en este caso (y en total acuerdo con Maliki, nada menos). Un ejército mercenario hecho y derecho pagado por autócratas árabes para derrocar un gobierno árabe es pura y simplemente cambio de régimen – a pesar de la retórica estadounidense sobre «democracia» y «libertad». Solo tiene que ver con dividir para gobernar clásico, imperial, que se beneficia de enfrentar a suníes contra chiíes.
Y luego, mi divino pato asado me reveló que hoy en día el doctor K, baluarte de la realpolitik , no cuenta con mucha aceptación en Washington.



Desbandada y fracaso imperial en Siria



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(Por Thierry Meyssan, Red Voltaire) Con la participación de 83 Estados y organizaciones intergubernamentales, la segunda Conferencia de «Amigos» de Siria fue un éxito en el plano mediático. Pero no basta esta puesta en escena para disimular la derrota que la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) han sufrido en Siria, país cuyo gobierno no han logrado derrocar en todo un año de guerra de baja intensidad y del que han tenido que alejarse ante la oposición del frente ruso-chino. Thierry Meyssan analiza esta extraña conferencia diplomática, donde el objetivo de las palabras no es decir sino esconder
El presidente Bachar al-Assad viajó a Homs el 27 de marzo de 2012. Visitó allí el barrio de Baba Amro, donde takfiristas sirios [1] y combatientes extranjeros mantuvieron por un mes un Emirato islámico independiente.
El presidente al-Assad aseguró a los habitantes desplazados que el Estado reconstruirá sus casas «mucho mejor que antes» y que pronto podrán regresar a sus puntos de origen. Miles de personas, principalmente sunnitas, habían tenido que huir de la dictadura de los islamistas. En ausencia de los habitantes, las casas fueron saqueadas y dinamitadas por los rebeldes, cuando no destruidas por los combates.


Bachar al-Assad, que sigue siendo el jefe de Estado más popular del mundo árabe, conversó con algunos habitantes de Homs, pero la posible presencia de terroristas aislados lo obligó a renunciar al tradicional baño de multitudes.
La guerra de baja intensidad ha terminado «de una vez y por todas», comentó el vocero del ministerio sirio de Relaciones Exteriores, Jihad Makdissi. El país entra ahora en una fase de reconstrucción a causa de los sabotajes perpetrados contra sus principales infraestructuras energéticas y de telecomunicaciones.
Proseguían, mientras tanto, las maniobras de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Se organizó una reunión del Consejo Nacional Sirio para adoptar un «Pacto Nacional» aceptable para la opinión pública occidental. El objetivo era dar una apariencia laica y democrática a un órgano dominado por la Hermandad Musulmana, organización que exige la instauración de la sharia y de un régimen islámico. Así que el programa redactado por la Hermandad Musulmana se escondió simplemente bajo un camuflaje inventado por varios expertos en propaganda, que lo enriquecieron además con unas cuantas expresiones políticamente correctas. Este programa fue adoptado en un extraño escrutinio en que la Hermandad Musulmana votó en contra mientras que hacía participar toda una serie de desconocidos encargados de votar a favor, para lograr que el texto se aprobara sin que la propia Hermandad Musulmana tuviese que contradecirse. El Consejo Nacional Sirio dispone por lo tanto de un texto programático que únicamente compromete a quienes lo leen mientras que la mayoría de sus miembros espera pisotearlo lo más pronto posible.
Por su parte, el secretario general de la Liga Árabe y su homólogo de la ONU nombraron un enviado especial conjunto, Kofi Annan, encargado de negociar una salida a la crisis. Annan asumió la responsabilidad de un plan de 6 puntos, que es una versión ligeramente modificada de la proposición rusa presentada a la Liga. El plan obtuvo la aprobación del presidente al-Assad, a condición de que no se desvirtúen esas disposiciones yque no se utilicen para volver a introducir armas y combatientes en Siria.
Fue en ese contexto que la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo convocaron la segunda Conferencia de «Amigos» de Siria, celebrada en Estambul el domingo 1º de abril. 83 Estados y organizaciones intergubernamentales participaron en el encuentro, presidido por Turquía [2].
Al igual que en su anterior encuentro, realizado en Túnez el 24 de febrero, los participantes reafirmaron ante todo su apoyo a «una transición política dirigida por sirios hacia un Estado civil, democrático, pluralista, independiente y libre; un Estado que respete los derechos de la gente independientemente de su etnia, de su religión o de su sexo» [3]; posición que trata de desviar la atención del hecho que entre los Estados que la adoptan hay unos cuantos que no son ni civiles, ni democráticos, ni pluralistas, ni independientes, ni libres y que discriminan a sus ciudadanos por cuestiones de etnia, de religión o de sexo, como Arabia Saudita y Qatar.
Los «Amigos» de Siria expresaron después su resuelto apoyo al plan de 6 puntos de Kofi Annan, mientras que la presidencia turca de la Conferencia proponía armar y financiar a los rebeldes, en violación del mencionado plan.
La Conferencia escuchó además los informes del Consejo Nacional Sirio. Saludó la adopción formal del Pacto Nacional y la voluntad de los miembros del Consejo de trabajar unidos, olvidando sin embargo que la última reunión del Consejo había terminado en disputas y portazos y con la renuncia de los 24 delegados kurdos. Así que la Conferencia reconoció al Consejo como «un» representante legítimo de todo el pueblo sirio y como una organización que reúne a los grupos de oposición sirios.
Esas felicitaciones inmerecidas no deben interpretarse como una muestra de desconocimiento de la situación o de ceguera, sino como un consuelo diplomático tendiente a hacer olvidar una gran decepción. La realidad es que la Conferencia se negó a reconocer al Consejo como «el» representante del pueblo sirio, o sea que se negó a considerarlo un parlamento en el exilio con capacidad para designar un gobierno en el exilio y para reclamar el puesto de Siria en la ONU. Ese desaire demuestra que los «Amigos» de Siria han renunciado al cambio de régimen y que ya no esperan que sea el Consejo quien gobierne el país. La función del Consejo se limitará en lo adelante a participar en las campañas mediáticas contra su propio país. El servicio de propaganda de la Casa Blanca necesita, por lo tanto, controlar la publicidad de toda la oposición siria, así que la Conferencia exigió tratar con un solo interlocutor –el Consejo Nacional Sirio– y conminó a todos los grupos de oposición a fundirse en esa estructura.

El Centro sobre la Responsabilidad Siria

Después de haber resuelto esa cuestión puramente disciplinaria, la Conferencia regularizó la creación de 3 nuevas estructuras. En primer lugar, y por iniciativa del Departamento de Estado, se creó un Centro de Información encargado de «recoger, reunir, analizar» toda la información disponible sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por las autoridades sirias con vistas a juzgarlas en el futuro ante una jurisdicción internacional [4].
No se ha olvidado en Damasco que Estados Unidos creyó durante años que lograría atribuir el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri al presidente al-Assad. Estados Unidos se esforzó entonces en coleccionar falsos testimonios y en la creación del Tribunal Especial para el Líbano. Se hicieron oír en aquel momento las voces de los vasallos de Washington profetizando que el presidente sirio sería llevado a La Hayaatado de pies y manos. Tampoco se ha olvidado que los falsos testimonios acumulados contra Bachar al-Assad acabaron derrumbándose en medio de escándalos de corrupción y que Washington decidió orientar su dispositivo seudojurídico hacia otros blancos.
En definitiva, el mencionado Centro se encargará sobre todo de coordinar el trabajo de las ONGs que Washington ya subvenciona directa o indirectamente, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Federación Internacional de Derechos Humanos. El Departamento de Estado desbloqueó inmediatamente 1,25 millones de dólares para ese trabajo de secretariado, al que destinó además un personal bien seleccionado.

El Grupo de Trabajo sobre las Sanciones

La Conferencia se dotó también de un Grupo de Trabajo sobre las Sanciones. Oficialmente, se trata de coordinar las medidas que han tomado Estados Unidos, la Unión Europea, la Liga Árabe, etc., para hacerlas más eficaces. Los sirios ya habían subrayado que si bien iban a hacerlos sufrir a ellos, las sanciones en realidad acabarían matando a varios de sus vecinos. Es por ello que el documento final precisa también que el Grupo tendrá que cuidar de que las sanciones no perjudiquen a terceros países, lo cual implica en varios casos la apertura de rutas comerciales alternativas.
En efecto, la Liga Árabe ya se había visto obligada a suspender la aplicación de las sanciones que ella misma había decretado anteriormente. Y tuvo que hacerlo porque aquellas sanciones eran una amenaza directa para la economía de sus propios miembros. Jordania, por ejemplo, se vio privada de un día para otro de dos tercios de sus importaciones y hubiese tenido que prescindir del agua potable que le proporciona Siria. La economía jordana se derrumbó en una semana.
El Grupo de Trabajo sobre las Sanciones parece por lo tanto hallarse ante la difícil tarea de resolver la cuadratura del círculo. Su primera reunión tendrá lugar, en París, durante la segunda semana de abril, o sea antes de la elección presidencial francesa y del previsible cambio de política que ese escrutinio debe provocar.

El Grupo de Trabajo sobre la Reactivación Económica y el Desarrollo de Siria

El tercer y último órgano creado por la Conferencia es el Grupo de Trabajo sobre Reactivación Económica y Desarrollo. Al principio se había previsto que el Consejo Nacional Sirio formara el primer gobierno sirio después del derrocamiento de Bachar al-Assad. Para ello debía contar con una considerable ayuda financiera que le permitiese ganarse la simpatía de una población ya extenuada por la presión de las sanciones. Ante la promesa de aquella cuantiosa ayuda comenzaron a sumarse al Consejo todo tipo de oportunistas y estafadores.
En la medida en que, por un lado, ya no se habla de cambio de régimen y en que se anuncia por otra parte un recrudecimiento de las sanciones, ¿por qué ayudar entonces al presidente al-Assad a reactivar la economía y a desarrollar su país? ¿Y por qué son los Emiratos Árabes Unidos y Alemania quienes presiden ese grupo de trabajo?
Nuestra hipótesis, en espera de más información, es que ese grupo de trabajo se dedicará en realidad a camuflar el pago –por parte de Francia– de indemnizaciones de guerra a cambio de la devolución de los militares detenidos en Siria. Nuestros lectores y oyentes ya saben que 19 militares franceses fueron arrestados en Siria y que 3 de ellos fueron entregados al jefe del Estado Mayor, el almirante Edouard Guillaud, mientras este se hallaba en visita en Líbano. Ambas partes siguen negociando aún, a través de los Emiratos Árabes Unidos.
Francia reconoció que los prisioneros son ciudadanos franceses, aunque todos tienen doble nacionalidad –argelina o marroquí, además de la francesa– pero afirma que no son militares en misión. Según Francia, esos prisioneros son yihadistas que llegaron a Siria para combatir por iniciativa propia y a espaldas de las autoridades francesas. Mientras tanto, Siria señala que los equipos de comunicación de la OTAN hallados en manos de esos franceses demuestran que esos elementos estaban actuando bajo esa bandera. En todo caso, es posible que Francia pague por la liberación de esos detenidos una indemnización cuyo monto es difícil de calcular.
Siria reclama daños de guerra por los miles de muertos y la infraestructura destruida. Francia observa que, si hubo una guerra secreta, no es ella la única responsable. Si decidiese pagar, Francia se negaría en cambio a reconocer públicamente la razón de ese movimiento de fondos. Y tendría entonces que garantizar el anonimato del pago, con ayuda de su socio alemán.


¿Qué estrategia adoptarán la OTAN y el CCG?

El balance de esta Conferencia deja entrever la nueva estrategia de Estados Unidos y, por consiguiente, la estrategia de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo.
Si Washington ha decidido renunciar al cambio de régimen en Siria es porque no dispone de los medios militares para concretarlo. En un primer momento, en vez de reconocerlo, el secretario de Defensa Leon Panetta declaró que una intervención militar no haría más que complicar la situación en el terreno y llevar el país a la guerra civil en vez de prevenir ese tipo de conflicto.
El general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor, y el general James Mattis, comandante del CentComadmitieron posteriormente que la fuerza aérea estadounidense no podría bombardear Siria si se le ordenara hacerlo ya que Rusia ha equipado a ese país del Medio Oriente con el sistema antiaéreo más eficaz del mundo.
Los generales estadounidenses admitieron también que mantienen une vigilancia aérea y espacial sobre Siria, pero que ya no lo hacen para proporcionar información al Ejército Libre Sirio, sino para garantizar que esa fuerza no se apodere de los arsenales des armas químicas y biológicas.
En otras palabras, no sólo Washington ha renunciado a derrocar el régimen por la fuerza sino que además vela porque eso no suceda, para no entrar en conflicto con Rusia, China e Irán.


Washington se permite, en cambio, recurrir a la manipulación del caso sirio para poner a Moscú y Pekín en posiciones embarazosas. La creación del Centro sobre la Responsabilidad Siria se limita al montaje de una nueva campaña de propaganda antisiria, cuyo objetivo ya no es abrir el camino a la intervención de la OTAN en Siria sino acusar a Rusia y China de no ser otra cosa que dictaduras solidarias con otra dictadura. Y el objetivo de las sanciones ya no es desmoralizar a la burguesía para que se vuelva contra el régimen, sino obligar a Rusia y China a pagar por Siria.
Es desde ese ángulo que debe analizarse la labor de agitación de Alain Juppé. Este ministro francés de Relaciones Exteriores sabe que sus declaraciones antisirias carecen de fundamento. Pero eso no le importa porque también sabe que él mismo va a tener que abandonar ese puesto y que su sucesor se negará entonces, en nombre de la alternancia política, a asumir las consecuencias de lo que él haga o diga ahora. Su permanente escalada sirve a la vez para alimentar el dossier que el Centro sobre la Responsabilidad Siria está preparando y para satisfacer al lobby cuyo respaldo va a necesitar el propio Juppé cuando esté en la oposición.
Sobre ese tema, Damasco, que intuye la derrota de Sarkozy en las elecciones, ha enviado a París un diplomático de muy alto nivel. Este último se reunió con uno de sus amigos, un ex ministro socialista de Relaciones Exteriores, que lo presentó a Francois Hollande. Siria conoce perfectamente los vínculos existentes entre el candidato socialista y Qatar. Pero no duda que el próximo presidente francés va a alinearse junto a la posición estadounidense y que, por lo tanto, pondrá fin a todo apoyo a la oposición armada.

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